Lugares que he visitado (y que quiero visitar)

26.11.07

It is impossible


It is impossible, love, our love,
However much you want
But was so beautiful, love, our love,
Though it was a minute long

I saw you walk to me, love, for me
And felt your skin on me
There were no courtesies, love, my love,
And no formalities

And I am standing proud of doing Nothing
And I am standing eager to do something
And I am standing lacking in our love

I'm not a lady's man, love, my love,
You just have got your charm
I swear that all the words, love, I used
Were all refusing you.

And was incredible, love, our love,
Though it was a minute long
And it's impossible, love, our love,
However much you want

I'm not standing proud of doing nothing
I'm not standing eager to do something
I'm not standing lacking in your love
In your love
In your love
In your love

In your love
In your love
In your love
In your love

Love, love, love

6.8.07

Don't let me down

Ahora mismo estoy sobrevolando la ciudad, la gran ciudad. Observando la manta interminable de puntitos brillantes y traspasando como si nada las nubes de tormenta que lanzan rayos y cuyos truenos hacen que todos los ruidos de la urbe parezcan susurros a su lado.

Vuelo y me veo, pequeño, ahí en esa habitación perdida en una manzana más, sucia, en un piso más, sucio, tras una ventana más, sucia. Me veo tecleando para luchar contra el insomnio, la tristeza y la soledad. Veo a mucha gente como yo, también. Todos son nadie y están repartidos homogéneamente por realidades de ínfima belleza.

Vuelo por el espacio, pero ¿y por el tiempo? Puedo hacerlo, pero si miro al futuro me da tanto miedo, y si miro al pasado me da tanta pena. Suelo verme como ese niño pequeñito, con cara triste y pelo negro, ese calladito que no hablaba con nadie y cuyas aptitudes sociales necesitaban mejorar, según la carta de notas de preescolar. Soy ese niño que hacía dibujos imposibles, patéticos, horribles. Veo esos dibujos y me veo tal como soy ahora. Incapaz de dibujar algo bello.

Elegí un camino difícil, y difícil es ahora todo. Seguiré, no en vano, adelante, mientras mis pulmones acepten aire, hasta la última exhalación. Ya sé vivir solo.

Come on, baby
You don't let me down


(No sólo llueve afuera)

5.7.07

The Nightingale

No sé si me da pena no poder ver las estrellas y la luna, entrar en un estado de hipnosis, abstraerme, inspirarme y soñar...

A veces casi prefiero soñar con estar ahí, construir todo ese mundo desde dentro, y vivirlo tal y como lo imagino.

Siempre es de noche en mi imaginación, y últimamente sólo suena una misma canción. Esa canción que tanto he deseado oír, sottovoce, en mi oído.

El ruiseñor canta de noche.

2.7.07

Soledad, noche


Ahora mismo es la una y cuarto de la mañana. Dentro de seis horas exactamente sonará implacable el despertador para empezar un nuevo lunes intensivo.

Me cuesta dormir, y hasta ahora no he sabido determinar las razones de mi insomnio. Creo que ya he podido identificar la principal: estoy solo. Estoy  solo en esta gran ciudad anónima, en donde nadie sabe quién soy, en donde a nadie le importa. No me refiero sólo a la falta de contacto físico, de poder abrazar desnudo a una mujer desnuda. Estoy solo también, porque no tengo cerca a nadie con quien me sienta a gusto, a un amigo al que contar mis penas, con quien filosofar y sentir que comparto sus puntos de vista. Es irónico, he podido determinar esta razón principal que explica mi insomnio porque he oído a mi vecina hacer el amor con su compañero. Francamente, ha sido maravilloso escucharles. Estaban perfectamente compenetrados, acompasados, sincronizados. He sentido nostalgia y pena.

Me he equivocado, y ahora estoy en un callejón sin salida, o al menos yo todavía no se la veo. Actúo automáticamente en un mundo en el que sobrevivo, pero en el que noto que ya no vivo. Es como si me hubiera muerto, pero siguiera necesitando aire, comida y agua.

A menudo me acuerdo de los viejos amigos, y de los buenos ratos pasados, de tantas charlas y de esa sensación de bienestar. Me acuerdo de ellos como si hiciera un siglo que no viviera cosas parecidas, y de hecho hace mucho tiempo ya. Hecho también de menos la única época de mi vida en la que me he sentido enamorado. También me son exóticos esos sentimientos ya, creo que los he olvidado.

Mucho más lejana veo a mi familia, esa que supuestamente me quiso con locura hace ya mucho tiempo, a la hoy casi no quiero ni ver, con la sola excepción de mi madre, en la que pienso casi en cada instante. He madurado sin amor, sin amigos y sin madre. He madurado solo y he pasado mucho tiempo solo. Ahora resulta que soy así. Soy un ser solitario. Y no parece tener remedio.

Sé que muy pocas personas leerán esto, y ni siquiera pretendo que lo lean. Sólo quiero desahogarme y plasmar esta pena mía en algún sitio en el que yo mismo pueda releerla. Al fin y al cabo, yo soy mi único público, desde hace ya mucho tiempo.

No sé cómo voy a conciliar el sueño. Pondré un poco de música, bajita, para no desvelar a la cansada y triunfadora pareja que ahora debe de estar abrazada, desnuda, satisfecha, soñando.

Buenas noches a todos.

1.6.07

32 de mayo

Perdido en la traducción de un idioma que hablo pero no comprendo.

La quietud, el tiempo, la relajación. Términos que no formaban parte de mi acervo habitual desde hace meses. Tengo una reunión muy importante en este momento, la más importante en mucho tiempo. Por favor, que no me moleste nadie, estoy reunido... conmigo.

Medio año, seis meses, 182 días. Ese es el tiempo que llevo viviendo de manera independiente, en el que mi vida se ha convertido en responsabilidad mía y de nadie más. Tiempo en el que he permanecido solo en este enorme repositorio de seres anónimos, adormecidos, algunos ciertamente bellos e interesantes, pero entre cada uno de los cuales existe un abismo, el abismo que forma el que cada mente este separada de las demás.

Me he montado muchas veces en metro, pero ahora sé qué significa ser uno más de los que viajan en él. Ahora sé lo que significa caminar ese corto trayecto hasta la fábrica de alienígenas y de comida en la que unos venticinco millones de almas sólo en este país se insertan cada día. Se insertan. Medio año, en el que he podido construir, pero he decidido no hacerlo todavía. He preferido observar, aprender, absorber, captar, aprehender, respirar, escuchar, caminar.
Prefiero no construir porque todavía yo no tengo mis cimientos asentados, porque quiero que fragüen correctamente y porque quiero que este edificio sea sólido. Posiblemente en esta corta andadura he destruído, pero cuando el edificio sale torcido, es necesario empezar desde cero.

Cada mañana pienso esto y millones de cosas más durante los veinte minutos que me separan de ese lugar en donde me inserto durante la mayor parte del día. Pienso eso y muchas cosas más. Pienso en lo delicado que es el equilibrio, en lo frágil que es mi existencia, en lo efímero de la felicidad, cuando se tiene. En cómo la vida me pone a prueba cada día y, sobre todo, en cómo le contesto a la vida. El tiempo pasa. Las estaciones pasan. Correspondencia con...

Miedo a la soledad. No, no es eso. Miedo a la comodidad. Sí, quizás sea eso. Miedo a asomarme a cualquiera de los otros mundos que me rodean todos los días. Mundos en donde se habla idiomas que hablo, pero no comprendo. Mundos en los que yo no vivo, ni viviré nunca.

Quiero acercarme a tus labios, que es la entrada a tu mundo. Quiero cerrar mis ojos al mismo tiempo que tú. Quiero que, en ese lapso de tiempo, nuestras respiraciones duren lo mismo. Y quiero que los dos, al abrir los ojos al unísono, ya nos estemos mirando.

Sé que es pedir mucho.


26.2.07

* Silent Thoughts *

Mañana fría y clara. Mentes frías y oscuras. Colectividad enajenada. Individuos atómicos cercanos al cero absoluto, sin agitación térmica. Sin ruido. En la mejor situación posible para las comunicaciones, paradójicamente no existen las palabras. Ni el ruido. Relación señal a ruido igual a 0. No hay señal. Tampoco ruido.

Así durante todo el día. Todo se agrietea y se banaliza. Las distancias interpersonales no hacen sino crecer y empiezo a preguntarme si el problema no estará en mí. Todavía lo dudo, no sé qué ocurrirá mañana.

Quisiera acercarme a ti, sí a ti, que lees mis pensamientos. Rodear con mis brazos tu cintura y colocar mis ojos frente a los tuyos, de manera que sólo una estrecha columna de aire los separe. Quiero que seamos la fuente de señal de este mundo, quiero que nuestro entusiasmo se oiga. Quiero, al fin, besar tus labios y que todo explote. Quiero que tú y yo nos paseemos solos por una ciudad en la que sólo estemos nosotros. En la que puedan seguir existiendo autómatas por doquier, pero eso ya no nos importe. Quiero facilitar las cosas, acercarte al sol. Calentar tu sangre. Mirarte dentro y pasearme por tu mente. Saludar a tus neuronas y abrazarme a tus venas. Quiero hablarte desde dentro y que me escuches. Quiero ser tuyo desde tu interior.

Mañana será otro día de mañana fría. Mañana estaré lejos, en una esquina del paralelepípedo inmenso, vacío, silencioso, con el que se puede representar el mundo. Sentado en una esquina, leyendo un libro. Ajeno a la vacuidad que otrora me angustiara y ahora me rodea. Disfrutando hoy de ella y de la idea que tengo de ti, pues esa es la sola cosa que tengo.

No enciendas la luz todavía, por favor. Quiero seguir soñando. Quiero seguir volando. Contigo.

24.2.07

Que reste-t-il?

Es sábado por la tarde. No me he vestido todavía. Ni siquiera me lavé la cara en todo el día. Quizás ahora salga a respirar el aire contaminado de esta ciudad donde he empezado a echar raíces, unas raíces débiles, sobre un suelo duro, asfaltado.

Últimamente me estoy enterando en primera persona de lo que significa "la cruda realidad". Justo ahora, cuando podría tener más esperanzas, cuando podría modelar mi vida como quisiera, cuando más autonomía he tenido para mis decisiones. Justo ahora, todo se hace cuesta arriba. Porque la autonomía completa no existe, el ser humano es un ser social, necesita disponer de calidez de otros. Eso es lo que tengo lejos ahora, y realmente sea la primera vez que esto me ocurre con tanta fuerza. Una de las figuras más importante en la vida de cualquier persona, la figura del padre, se desvanece ahora en mi vida como si fuera azúcar que se disuelve en la leche. No ha muerto, no. Pero está muy lejos de cualquier posición que pueda llegar a comprender. Su vida se ha convertido en un mero acaparar, en un continuo aglutinar medios materiales, mientras ésta se vacía inexorablemente.

Adiós, Papá. Fuiste un padre ejemplar.



Por fortuna, en mi vida a veces ocurren hechos aislados que la hacen alegre, que le dan esperanza, que le permiten afrontar el siguiente paso sin temer la inestabilidad inherente al suelo que pisamos. Ella surgió de la tristeza, de la soledad, de la desorientación (estos sentimientos pueden constatarse sólo una entrada más abajo). Vino a avisarme de que estaba allí y que le encantaría que pudiera contar con ella. Como una pequeña hada voladora aparece para concederme algún deseo. Nunca imaginé que la indefinición y la impaciencia fuera lo primero que me vendría a la razón al intentar pensar el deseo que pedirle. A punto estuve de perder la oportunidad de aprovechar la magia que me brindaba esta suerte de maga inesperada y hoy no puedo por menos que agachar la cabeza, reflexionar y escucharla. Quizás ella también espere que le conceda un deseo y quiero proporcionárselo de la mejor manera que pueda.

Sí, en algunas cosas soy una persona afortunada.

23.1.07

Cambios

Todo cambia, nada permanece

En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos


Mucho ha cambiado mi vida desde aquella exposición de Cortázar. Mucho y poco, porque sigue siendo triste, pero soy más consciente de la terrible soledad que me rodea y de las millones de almas solas que hay tan solo a unos cinco kilómetros a la redonda de donde estoy. Eso no me consuela, pero me abre los ojos.

Todo cambia, nada permanece. Heráclito el oscuro repetía maravillas como esta ante la estupefacción de los conciudadanos de Éfeso. Nada permanece porque todo cambia. Cambian las caras, cambian las costumbres, los recorridos, las acciones. Pero en el mismo río entramos, porque somos. Mi carácter triste, apagado por años de incomprensión, de "incompatibilidad" con lo que me rodea, de infelicidad ante personas a las que quieres porque quieres que cambien, de miedos como consecuencia de todo lo anterior... Eso no ha cambiado. No entramos y no somos, porque cambiamos. Porque el río cambia y nunca lleva las mismas aguas. Aprendemos que cada situación es nueva y que depende de uno mismo el encontrar la llave para abrir esa puerta que nunca fue abierta.