Lugares que he visitado (y que quiero visitar)

2.5.04

Qué cosa tan rara es el tiempo. Y no me refiero a ese del ascensor del que, cabizbajos, todos hemos hablados algo incómodos con nuestros vecinos. No, me refiero al tiempo el de los "relores", ese que pasa igual para todos y distinto para cada uno.

Yo a veces me lo paso mirando por mi ventana de un suburbio madrileño viendo cómo pasan los trenes, que pasan a cienes y cienes cada día por aquí, cada uno transportando sus historias. Desde mi ventana veo toda la capital de España, abigarrada y a la vez grande como corresponde a la esencia de un pais como este. Y, aunque de manera menos inocente o acaso menos romántica, me imagino como hacía Amélie en París, por ejemplo, cuántas personas hay en este preciso y precioso momento teniendo un orgasmo en toda la ciudad. Amélie dijo que 15, pero en España somos más ardientes y yo en este momento calculo... a ver.... 78.

Nunca conseguiré entender del todo las teorías de Einstein, pero a mi manera pienso, "qué razón tenía su bigote, al decir que el tiempo es relativo", aunque al mismo tiempo la desilusión me infecta haciéndome pensar "cómo es posible, si marca la misma hora en un Rolex que en un Casio del top-manta". Era demasiado listo... o a lo mejor tan solo se refería a que los relojes de cuerda se paran con más facilidad que uno a pilas. Y nosotros todos estos años viendolo como un visionario de la física, un portento de la naturaleza, una mentalidad elevada... y lo que no sabíamos es que vivió en SUIZA y tenía todo su dinero invertido en relojerías.

Triste es el mundo cuando uno va descubriendo las verdades de las cosas. Porque cada cosa tiene al menos una. Sí, para colmo nos lo ponen más difícil haciéndonos ver no solo una sino VARIAS verdades. Para volverse majarón.

Y sobre una cosa quería yo hablar, y es sobre el AMÓ. ¿Alguna vez se han enamorado de vosotros? De mí pocas, pero hace poco alguien desconocido se enamoró de mí. Eso es, si cabe, más extraño. Pero mucho más ilusionante. Se trata de una de las personas más encantadoras que he conocido (u oído más bien, ya que nunca he visto su faz, ni ninguna otra parte de su corpóreo físico), más soñadoras y más fantásticas. Por su boca emanaban palabras deliciosas con un tono de voz temperado y aterciopelado. Como la locutora de "hablar por hablar"... pero mucho más sensual. Podéis imaginaros mi cara de bobo, que por otro lado es la única que tengo, sencillamente oyendo esa voz. Dicen que es difícil enamorarse de una voz, pero a mí no me ha costado ningún trabajo. Cuento todo esto porque ahora todo se ha acabado, a mi teléfono le salen telarañas como si de un viejo trastero se tratase. El mundo real ha engullido al maravilloso mundo de la ilusión, la orilla visible ha alcanzado la sensible, cubriéndola de su estéril tierra. Oniria se ha dormido y le ha pasado el turno a Perfidia.

No pretendo que comprendáis lo que no es más que un sueño, sino que tan solo os imágineis lo que es que, de repente, se instale una voz en vuestros oídos, pase al riego sanguíneo y se instale en vuestros corazones, marcándole con su música el ritmo que debe seguir. Si no sois capaces de hacer que vuestras vidas residan en vuestros sueños nunca me entenderéis, pero si lo sois entonces sabréis que la que tengo es una de las sensaciones más agridulces que se pueden tener.

Saboreemos, pues, su exótico y delicioso sabor.

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