Lugares que he visitado (y que quiero visitar)

23.1.07

Cambios

Todo cambia, nada permanece

En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos


Mucho ha cambiado mi vida desde aquella exposición de Cortázar. Mucho y poco, porque sigue siendo triste, pero soy más consciente de la terrible soledad que me rodea y de las millones de almas solas que hay tan solo a unos cinco kilómetros a la redonda de donde estoy. Eso no me consuela, pero me abre los ojos.

Todo cambia, nada permanece. Heráclito el oscuro repetía maravillas como esta ante la estupefacción de los conciudadanos de Éfeso. Nada permanece porque todo cambia. Cambian las caras, cambian las costumbres, los recorridos, las acciones. Pero en el mismo río entramos, porque somos. Mi carácter triste, apagado por años de incomprensión, de "incompatibilidad" con lo que me rodea, de infelicidad ante personas a las que quieres porque quieres que cambien, de miedos como consecuencia de todo lo anterior... Eso no ha cambiado. No entramos y no somos, porque cambiamos. Porque el río cambia y nunca lleva las mismas aguas. Aprendemos que cada situación es nueva y que depende de uno mismo el encontrar la llave para abrir esa puerta que nunca fue abierta.


26.4.06

Momentos con la Maga



Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la mano que te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

17.4.06

Comunión Plenaria

LOS NERVIOS se me adhieren
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire,
hasta alcanzar el cielo.

El mármol, los caballos,
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.
¡Las veces que me he muerto
al ver matar un toro!...

Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?

Nunca sigo un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.
Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.


21.3.06

Relatividad


Cuando se mira por la ventana, observando sólo la lluvia empapar los cristales, no pasa el tiempo.
Cuando se sigue el rastro de una gota adelantada delizándose cristal abajo, no pasa el tiempo.
Cuando mis cinco sentidos están percibiendo el continuo caer del agua, ensimismados, entendiendo que cada gota cae en su sitio, no pasa el tiempo.
Cuando mi mente se conecta con la tuya y hablan, no pasa el tiempo.
Cuando en la distancia te miro a los ojos como si estuvieras justo enfrente y pudiera tocarte, no pasa el tiempo.
Cuando el pudor real se transforma en el calor imaginario, y podemos sentirnos muy cerca, mientras fuera cae la lluvia, no pasa el tiempo.
Cuando el recuerdo de tus letras invade mi alma haciéndola tuya y sólo tuya, no pasa el tiempo.
Cuando pienso en el tiempo que hace que te quiero, no pasa el tiempo.

12.3.06

Lejos, fuera















Arena,
y más arena,
y nada más que arena.

De arena el horizonte.
El destino de arena.
De arena los caminos.
El cansancio de arena.
De arena las palabras.
El silencio de arena.

Arena de los ojos con pupilas de arena.
Arena de las bocas con los labios de arena.
Arena de la sangre de las venas de arena.

Arena de la muerte...
De la muerte de arena.

¡Nada más que de arena!

1.3.06





















No soy yo quien escucha
ese trote llovido que atraviesa mis venas.

No soy yo quien se pasa la lengua entre los labios,
al sentir que la boca se me llena de arena.

No soy yo quien espera,
enredado en mis nervios,
que las horas me acerquen el alivio del sueño,
ni el que está con mis manos, de yeso enloquecido,
mirando, entre mis huesos, las áridas paredes.

No soy yo quien escribe estas palabras huérfanas.

23.2.06

Me tomarán por loco...







...y sin embargo, te deseo.

20.2.06

Farewell

Fui a tu busca, y sin conocerte, me fui.
Tu trato fue hostil, y tus palabras huecas.

No sé dónde estarás ya
poco importa, pero
doquiera que estés
y quieras o no,
tendrás tu condena sempiterna.

La condena que da el desconocimiento
de un alma amable.

No la impongo yo,
la impone el universo,
que como su nombre indica,
vuelve sobre sí mismo.

17.2.06

"Azarosas" historias con la chica del puente...








I can’t give you all my dreams
Nor the life I live.
You and I won’t friendship miss,
That’s all we got to give.

Who will take your dreams away
Takes your soul another day.
What can never be lost is gone,
It’s stolen in a way.

Please, don’t stand too close to me,
Can you hear my heart ?
Take my woe and lean on me
When we’re not apart.

Now our mission is complete
And our friends are hid.
Evil things brought down by the light,
Life goes on until the end.

13.2.06

- Quand?

- Quoi?

- Comment?

...

- Toi aussi, tu en veux?

- Réponds-moi vite.

5.2.06

21.1.06

Autoengaño



















Sé que estás ahí.
Sé que me lees.
Pero tú no te atreves a llamar
a esta puerta siempre abierta
pero para ti siempre oscura.

Te llamo, pero nunca me oyes.
Cuando me llamas, te oigo,
pero no sé si soy yo a quién llamas.
No aguanto más la angustia
que trae el deseo frustado.

Ya tanto tiempo.

Sé que quieres que sea bello.
El momento en que todo ocurra.
Sé que quieres la magia,
el misterio de cerrar los ojos
y no saber cuándo nos besaremos.

Yo no quiero lo contrario,
tú y yo somos diferentes,
pero sólo del resto.
Nosotros sólo queremos querernos,
pero nos da miedo.

Desde hace ya tanto tiempo.

Acércate y no temas
la caricia que recorre tu espalda
mientras tus labios me regalan
el beso que yo anhelo.
Los dos los queremos.

Desde hace ya mucho tiempo.

17.1.06

Escribir

Sobre ti

















Escribo sobre aquello que soporto
las pequeñas muertes, las heridas.
Escribo mi miedo
mi falta de amor.
Escribo desde el corazón
pero es siempre

Sobre lo que no he podido decir
no he podido vivir, no he sabido retener.
Escribo en verso
y contra todos.
Siempre es un infierno
que me empuja

A echar tinta sobre el papel
y la culpa a los que me han dejado.
Escribir es retroceder
al instante en el que todo se derrumbó.

No se escribe
sobre lo que se ama,
sobre lo que no plantea
problemas.
Por esto
no escribo
sobre ti.
Cálmate.

Escribo aquello que me hiere,
la lista de fuerzas que me quedan,
los kilómetros de vida perdida.
Dolor en prosa, versos quebrados.

Escribo como se maúlla bajo la luna.
Por la noche, empapo la pluma.
Escribo el absceso
Escribo la ausencia.
Escribo la lluvia
no el buen tiempo.

Escribo lo que no se dice
sobre los muros, sobre los tejados.
Escribir, es siempre volver
hacia aquéllos que nos hicieron partir.

No se escribe sobre lo que no falta,
y que se es feliz, y que todo va bien.
Por esto
no escribo
sobre ti.
Cálmate.

Escribo cuando me duelen los demás,
cuando mi pena se parece a la tuya,
cuando el mundo me da la espalda
yo le pongo el sombrero.

Escribo el blues imborrable,
eso me parece menos difícil.
Contárselo a todos mejor que a uno,
y tener la última palabra.

Hace falta que ella se haya ido ya
para escribir "no me abandones",
y que ya no vivan bajo el mismo techo
para que él venga a decirle que se va.

No se escribe la suerte que se tiene,
ni una canción de amor cuando se tiene.
Por esto, mi amor
no escribo nada
sobre ti.

Cálmate.

30.10.05

El fotógrafo (erotismo)

Déjame ser tu fotógrafo por un día. Tu fotógrafo privado, que plasme para la eternidad tu ya eterna belleza. Déjame desnudarte con mi cámara, al igual que ya lo hago con mis ojos, y retratar la suavidad de tu piel en un rectángulo mágico.


Quiero que poses para mí, y quiero que sea muy especial. Tu hombro desnudo, al trasluz, la camisa en tu brazo y parte de tu cuello perfeccionando la imagen. Tus labios, frondosos y húmedos, déjalos ser pasto de mi objetivo, que los devorará sabiamente para inmortalizar su ternura. Tu cara, cubierta en una mitad por tu pelo, y en la otra mitad con tu ojo certero, directo, brillante y profundo penetrando en lo más hondo del alma de quien te mira, de quien te modela, de quien te dibuja.

Tu camisa cae desde tus brazos y desde una distancia mayor contemplo tu espalda casi desnuda, la curvatura de tu columna recorriendo como una serpiente el desierto exótico de tu piel, sólo salpicado por oasis de lunares en donde beben los camellos y en donde descansan las almas fatigadas de los beduinos. Tu espalda es preciosa, terminada en un extremo por tu cuello fino, suavísimo y níveo y por el otro por una curvatura vertiginosa que comienza con los dos pequeños hoyos centrales hipnotizadores (me gusta llamarlo “la mariposa”) y que luego sigue con una geometría perfectamente humana extendiéndose más abajo.

Te quitas despacio y muy sensualmente la prenda que ciñe tu pecho, dejando ver desde atrás la forma inolvidable de tu seno izquierdo, sombreado ligeramente por abajo y de una belleza inexpugnable. Tus fotografías se hacen arte. El dibujo de tu cuerpo es mi obra más preciada.

Te das la vuelta tapándote los senos con tus brazos flexionados, y apretando su volumen voluptuoso y tierno, transformándolos de algo apetitoso a algo delicioso. Tu cara de buena chica contrasta con el vértigo que produce la visión de tu cuerpo más inferior y ese contraste debe plasmarse para siempre.

De perfil, te agachas levemente con el torso echado hacia delante y, a contraluz, bajas tus pantalones despacio dándome tiempo a fotografiar tu gesto que mi cámara y mis ojos devoran. Todo en blanco y negro.

Sólo una pequeña tela roja, que se plasmará gris, cubre tu sexo. Tu figura espectacular desata todos mis sentidos. Tus ojos brillan y tus labios invitan a los míos a conocerse a fondo. Pero sólo puedo fotografiar a mi modelo. Y tan solo voy a hacer eso. Te fotografío desde varios ángulos, resaltando la redondez trémula de tus glúteos a contraluz, plasmando la erección de tus pezones en un primer plano de tus senos perfectos, enfocando al izquierdo y dejando el derecho fuera de foco. Luego, al revés.


Te tumbas bocabajo en la cama y levantas tu pelvis. Poco después tus manos retiran la prenda roja lentamente hasta que la fuerza producida en el mismo por tu humedad es vencida. Todo ello se registra, se plasma, se retrata. Tu cuerpo desnudo yace frente a mí y fotografío tu perfil delicioso. Te das la vuelta y retrato tus pechos separados por la gravedad que los acaricia, tu vientre, la hendidura de tu ombligo… Tu vello discreto pero presente, que puebla tu monte de Venus como un bosque exótico. Lo retrato todo, por encima de tu cabeza y hacia abajo, con tu mano izquierda sobre su pecho y la derecha sobre la cama, flexionada y cerca de tu cabeza. Tus piernas ligeramente flexionadas.


Lo retrato todo, desvelando tu belleza secreta, regalándole a mis ojos y a los tuyos el fuerte deseo que de tu piel emanas. Quisiera poder acariciarte siempre. Por eso te retrato para así al menos hacerlo con la vista.


7.9.05

Miedo a tocarte


Quizás dentro de poco te vea, tras mucho tiempo en la sombra. Cuando lo haga, volverá a mí el deseo irrefrenable de tocar tu piel suave, de susurrarte cerca, de notar el intercambio de calor entre nuestros cuerpos desnudos.

Quizás dentro de poco te vea, pero puede que todo sea igual. Que todo sea un constante desear besarte, un sinfín de arrebatos frustrados que me aproximen a tu cuerpo, una fuerza inconmensurable que tiende a atraerme hacia ti. Tu respuesta, quizás, sería una dolorosa punzada de tu espada amenazante, que casi ensarte mi cuerpo en una eternidad soñadora.

Quizás dentro de poco te vea y, no sé, tú me reveles tus deseos hacia mí, escondidos hasta ahora en algún cajón perdido dentro de los vastos almacenes de tus sentimientos y que ahora, de repente, algún duende inquieto los haya sacado.

Quizás dentro de poco me veas, y ya no tengas miedo a tocarme.

25.8.05

Candilejas



Candilejas. Línea de luces en el proscenio de un teatro.

Luces que son humanidad. Luces que desbordan melancolía, bondad, amistad y amor.

Pero qué triste sería hoy Chaplin si viviera. Todo por lo que luchó es hoy algo secundario. Se fundan religiones basadas en la diferencia y en el resentimiento, cuando lo que debería es instaurarse una religión hacia Chaplin. Una religión en donde la amistad verdadera fuera el único fin a alcanzar.

Sonrisa triste. Ojos vidriosos. Paso torpe, pero firme. Te necesitamos. ¿Dónde estás?

19.8.05


El fin de una era Posted by Picasa

La verdadera historia de la caída del telón de acero

Teníamos encomendada una misión muy especial. Los cinco portábamos unas cámaras de fotos que escondían en su interior el arma más mortífera jamás creada. El suelo era de mallado metálico y no se podía ver la tierra muchos pisos más abajo. De entre los hierros salían densos vapores blancos que contrastaban con el rojo fuerte y algo anaranjado de la atmósfera. Nuestro cometido oficial era plasmar gráficamente los avances y las decisiones en la cumbre extraordinaria del partido que se celebraba en esta ciudad hija de los soviets.

Esa era la historia oficial.

El poder de nuestras cinco mentes era tan sumamente fuerte que tan solo el deseo de muerte de las personas enfocadas por los objetivos de nuestras cámaras bastaba para producirles una muerte repentina, y aparentemente inexplicable. Sólo era necesaria una pequeña descarga química en nuestros cerebros. Y ocurría.

Subíamos interminables escaleras en espirales cuadradas, y el chasquido metálico resonaba a cada paso que se daba. Todo estaba perfectamente planeado, y todos nos comunicábamos telepáticamente. De hecho, todos éramos uno. Por fin, en una amplia plataforma en la planta 36, donde se reunía la plana mayor del partido, empezó el juego.

Había muchos que supuestamente eran como nosotros. Éstos fotografiaban realmente. Nos ayudaban a pasar desapercibidos. A pesar de que había una gran distancia entre cada uno de nosotros, nuestras mentes permitieron que antes de empezar, todos nos miráramos a los ojos, dándonos el visto bueno.

¡Clic! El secretario del prefecto de Stalingrado muere instantáneamente. Revuelo general. La adrenalina sube. Nuestras neuronas comunes funcionan rápidamente. Permitiendo el paso de cantidades ingentes de información en muy pocos microsegundos. Estimulando nuestros movimientos, rápidos, secos y seguros. No había mucho tiempo.

El álbum necesitaría ser muy grande.

Murió toda la plana mayor. Pero algo funcionaba mal. Innumerables pasos metalizados se oían causando un estruendo que se aproximaba. Las sospechas del conocimiento de estas técnicas por parte del enemigo eran fundadas.

Nos mezclamos entre el tumulto, simulando asombro e incluso miedo. Pero oliendo la desconfianza del enemigo, y sintiendo muy de cerca sus miradas directas a la pupila. Disparos. Gritos. Vueltas. Contusiones. En mi mente veía cómo los demás eran descubiertos pero podían escapar. No todos pudieron. En mi mente se construyó la imagen en primera persona de los instantes anteriores al disparo del hermano Pavlov. Una milésima de segundo después, yo estaba junto a él, debatiéndome entre si tratar de salvarle la vida, que también era la mía, o impedir que sufriera. Sus ojos ciegos de dolor me penetraban como una estaca afilada en los míos. De repente, la complejidad en mi mente se redujo a un único punto.

Mi dedo apretó el gatillo de la pistola que tenía oculta. Pude sentir su muerte dentro de mí. Tan solo un cambio de forma. Sólo es eso. Su energía se absorbió creando un nuevo ser.

Huí. Lo último que recuerdo es la visión de mí mismo desde la planta 36 corriendo escaleras abajo. El sonido de mis propias pisadas se hacía cada vez más tenue.

18.5.05


¿Qué supercuerda es la tuya? Posted by Hello